Es la posibilidad de estar en la misma cancha con el equipo de las estrellas. Como si a los jugadores de algún club de la primera división nacional de fútbol les dieran la oportunidad de jugar en el Real Madrid, el Manchester United, el PSG o la Juventus. Claro que no todos los jugadores, sólo los mejores.
Algo así es lo que ocurre en el ámbito científico, en donde los investigadores chilenos pueden acceder, en igualdad de condiciones, a participar del Programa Marco para Acciones de Investigación, Desarrollo Tecnológico y Demostración definido por la Unión Europea. Programa que en su sexta versión 2002-2006 tiene un presupuesto de 17.000 millones de euros.
Firmado en 2002, el Acuerdo de Cooperación en Ciencia y Tecnología con la Comisión Europea significó el inicio de una serie de iniciativas conjuntas de trabajo entre científicos locales y sus pares del viejo continente.
Conicyt fue el organismo de Gobierno elegido para la implementación y ejecución del acuerdo, que ha permitido a la comunidad científica y tecnológica chilena la gran oportunidad de participar sin requisitos especiales en la creación del Espacio Europeo de Investigación e Innovación, en asociación con los grandes centros de excelencia y empresas europeas.
Chile eligió poner el énfasis en cinco de los siete campos prioritarios de investigación definidos por la Comisión Europea: Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicada a la salud; calidad y seguridad de los alimentos; tecnologías para la sociedad de la información; nanociencias, nanotecnologías y materiales para nuevos procesos productivos y desarrollo sustentable, cambio planetario y ecosistemas. "En gran parte de estos campos temáticos, Chile tiene experiencia de investigación, ya sea en ciencia básica de excelencia o en investigación y desarrollo; por ello, el desafío es cómo se inserta y se complementa nuestra investigación con la que se hace en Europa", dice Cristina Lazo, responsable del Programa Unión Europea de Conicyt.
En estos campos se hacen convocatorias abiertas en las que la comunidad científica chilena puede participar en asociación con europeos.
"La Unión Europea abre sus programas de investigación a toda iniciativa que signifique un aporte al conocimiento. El acuerdo de cooperación nos permite participar asociados con europeos, y es allí donde se da la necesidad de fomentar y fortalecer los vínculos entre ambas comunidades científicas, mostrando las ventajas comparativas, potencialidades y áreas fuertes que tiene nuestro país y que se pueden potenciar con la asociación a consorcios de investigación y empresas de Europa", dice Cristina Lazo.
Chile es, junto a Brasil y Argentina, uno de los diez principales países terceros no miembros de la UE que participan en el programa. Una participación, dice Cristina Lazo, que no siempre significa aprobación, ya que es "muy competitivo y depende mucho de la calidad del socio europeo. Sin embargo, la intervención chilena ha sido importante, considerando el tamaño de la comunidad científica nacional", afirma.
Programa Bicentenario
Para seguir apoyando la participación nacional en proyectos con contrapartes europeas, el Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología convocó al Concurso de Apoyo Complementario de Contraparte para Proyectos de Cooperación Internacional aprobados por la Unión Europea.
"Como Conicyt quisimos dar una señal de apoyo para quienes tuvieran proyectos aprobados, porque sabemos lo difícil que es, ya que se compite en igualdad de condiciones con la investigación científica europea. Es por ello que a través de un fondo concursable se decidió entregar un complemento financiero para la parte chilena de los proyectos de investigación, en aspectos o rubros que no estaban incluidos en el proyecto inicial, de modo que esto permitiera enriquecer el proyecto", puntualiza Cristina Lazo.
El concurso se realizó el segundo semestre de 2004, se presentaron ocho solicitudes y fueron aprobadas cuatro: MARIGEN (Marine Genomics) en el área de Biodiversidad y Ecosistemas; ALICE (América Latina Interconectada con Europa) en el tema de Sociedad de la Información; HEATOX en el tema Impacto de los Alimentos en el ámbito de la salud, y CENSOR en Uso Racional de los Recursos Naturales.
Éstos son los proyectos beneficiados
Entre las investigaciones que recibieron el apoyo del Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología se encuentra el proyecto HEATOX (Heat-generated food toxicants, identifications, characterization and risk). Liderado por la Universidad de Lund en Suecia y por la Universidad de Chile, el proyecto tiene una duración estimada de 36 meses, con un costo total de 5.959.065 euros, siendo el aporte nacional de 68.400 euros. El programa PBCT de Conicyt entregará 34 mil euros como aporte complementario. El objetivo principal de HEATOX será determinar los riesgos para la salud, recientemente descubiertos, que pueden estar asociados a compuestos peligrosos que se forman por el tratamiento térmico habitual, en alimentos ricos en carbohidratos. La actividad del grupo chileno está destinada a determinar las modificaciones necesarias en el proceso de fritura de papas, que permita minimizar el contenido de acrilamida en el producto.
CENSOR, cuya sigla en inglés puede traducirse como Variabilidad Climática y Oscilación Austral del fenómeno El Niño: Implicancias y Administración de los Recursos Naturales Costeros, es otro de los proyectos favorecidos. A pesar de la incidencia cierta de El Niño sobre el Pacífico Sur, percibida por todos los chilenos en los cambios climáticos, no es mucho lo que sabemos sobre este visitante estacional. Esta situación de desinformación y falta de capacidades institucionales para tratar un fenómeno que con cierta periodicidad afecta a vastas comunidades es lo que busca revertir CENSOR. El proyecto, liderado por el Alfred Weneger Institute for Polar and Marine Research de Alemania y en Chile por la Universidad de Antofagasta, tendrá una duración de 36 meses, y cuenta con un costo total de 3.828.065 euros, siendo el aporte nacional de 726.470 euros. Por su parte, el programa PBCT de Conicyt entregará 81 mil euros como aporte complementario a la contribución hecha por las instituciones ejecutoras chilenas.
Algo así es lo que ocurre en el ámbito científico, en donde los investigadores chilenos pueden acceder, en igualdad de condiciones, a participar del Programa Marco para Acciones de Investigación, Desarrollo Tecnológico y Demostración definido por la Unión Europea. Programa que en su sexta versión 2002-2006 tiene un presupuesto de 17.000 millones de euros.
Firmado en 2002, el Acuerdo de Cooperación en Ciencia y Tecnología con la Comisión Europea significó el inicio de una serie de iniciativas conjuntas de trabajo entre científicos locales y sus pares del viejo continente.
Conicyt fue el organismo de Gobierno elegido para la implementación y ejecución del acuerdo, que ha permitido a la comunidad científica y tecnológica chilena la gran oportunidad de participar sin requisitos especiales en la creación del Espacio Europeo de Investigación e Innovación, en asociación con los grandes centros de excelencia y empresas europeas.
Chile eligió poner el énfasis en cinco de los siete campos prioritarios de investigación definidos por la Comisión Europea: Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicada a la salud; calidad y seguridad de los alimentos; tecnologías para la sociedad de la información; nanociencias, nanotecnologías y materiales para nuevos procesos productivos y desarrollo sustentable, cambio planetario y ecosistemas. "En gran parte de estos campos temáticos, Chile tiene experiencia de investigación, ya sea en ciencia básica de excelencia o en investigación y desarrollo; por ello, el desafío es cómo se inserta y se complementa nuestra investigación con la que se hace en Europa", dice Cristina Lazo, responsable del Programa Unión Europea de Conicyt.
En estos campos se hacen convocatorias abiertas en las que la comunidad científica chilena puede participar en asociación con europeos.
"La Unión Europea abre sus programas de investigación a toda iniciativa que signifique un aporte al conocimiento. El acuerdo de cooperación nos permite participar asociados con europeos, y es allí donde se da la necesidad de fomentar y fortalecer los vínculos entre ambas comunidades científicas, mostrando las ventajas comparativas, potencialidades y áreas fuertes que tiene nuestro país y que se pueden potenciar con la asociación a consorcios de investigación y empresas de Europa", dice Cristina Lazo.
Chile es, junto a Brasil y Argentina, uno de los diez principales países terceros no miembros de la UE que participan en el programa. Una participación, dice Cristina Lazo, que no siempre significa aprobación, ya que es "muy competitivo y depende mucho de la calidad del socio europeo. Sin embargo, la intervención chilena ha sido importante, considerando el tamaño de la comunidad científica nacional", afirma.
Programa Bicentenario
Para seguir apoyando la participación nacional en proyectos con contrapartes europeas, el Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología convocó al Concurso de Apoyo Complementario de Contraparte para Proyectos de Cooperación Internacional aprobados por la Unión Europea.
"Como Conicyt quisimos dar una señal de apoyo para quienes tuvieran proyectos aprobados, porque sabemos lo difícil que es, ya que se compite en igualdad de condiciones con la investigación científica europea. Es por ello que a través de un fondo concursable se decidió entregar un complemento financiero para la parte chilena de los proyectos de investigación, en aspectos o rubros que no estaban incluidos en el proyecto inicial, de modo que esto permitiera enriquecer el proyecto", puntualiza Cristina Lazo.
El concurso se realizó el segundo semestre de 2004, se presentaron ocho solicitudes y fueron aprobadas cuatro: MARIGEN (Marine Genomics) en el área de Biodiversidad y Ecosistemas; ALICE (América Latina Interconectada con Europa) en el tema de Sociedad de la Información; HEATOX en el tema Impacto de los Alimentos en el ámbito de la salud, y CENSOR en Uso Racional de los Recursos Naturales.
Éstos son los proyectos beneficiados
Entre las investigaciones que recibieron el apoyo del Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología se encuentra el proyecto HEATOX (Heat-generated food toxicants, identifications, characterization and risk). Liderado por la Universidad de Lund en Suecia y por la Universidad de Chile, el proyecto tiene una duración estimada de 36 meses, con un costo total de 5.959.065 euros, siendo el aporte nacional de 68.400 euros. El programa PBCT de Conicyt entregará 34 mil euros como aporte complementario. El objetivo principal de HEATOX será determinar los riesgos para la salud, recientemente descubiertos, que pueden estar asociados a compuestos peligrosos que se forman por el tratamiento térmico habitual, en alimentos ricos en carbohidratos. La actividad del grupo chileno está destinada a determinar las modificaciones necesarias en el proceso de fritura de papas, que permita minimizar el contenido de acrilamida en el producto.
CENSOR, cuya sigla en inglés puede traducirse como Variabilidad Climática y Oscilación Austral del fenómeno El Niño: Implicancias y Administración de los Recursos Naturales Costeros, es otro de los proyectos favorecidos. A pesar de la incidencia cierta de El Niño sobre el Pacífico Sur, percibida por todos los chilenos en los cambios climáticos, no es mucho lo que sabemos sobre este visitante estacional. Esta situación de desinformación y falta de capacidades institucionales para tratar un fenómeno que con cierta periodicidad afecta a vastas comunidades es lo que busca revertir CENSOR. El proyecto, liderado por el Alfred Weneger Institute for Polar and Marine Research de Alemania y en Chile por la Universidad de Antofagasta, tendrá una duración de 36 meses, y cuenta con un costo total de 3.828.065 euros, siendo el aporte nacional de 726.470 euros. Por su parte, el programa PBCT de Conicyt entregará 81 mil euros como aporte complementario a la contribución hecha por las instituciones ejecutoras chilenas.
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